martes, 4 de diciembre de 2007

Nueve años sin Soledad Rosas

Pienso en Sole y pienso en una pibita muy normal y muy hermosa.
Ella se fue a Italia y allá se enamoró de un hombre y de un modo de vida. Se hizo Okupa. Se convirtió en una militante contra el consumo, contra las corporaciones, por un modo de vida sano, por la solidaridad de las personas diversas.


En aquél momento El Olivo era la coalición gobernante. Berlusconi estaba desatando una ofensiva contra el gobierno con dos herramientas muy potentes: su justicia y sus medios de comunicación.
Empezaron a armar causas contra supuestos terroristas que ponían bombas en las obras de construcción de trenes y en las ciudades. Los culpados elegidos fueron esos pibes que ocupaban lugares deshabitados para armar espacios donde compartir y convivir. Esos pibes venían obteniendo la complicidad de sectores de la coalición gobernante.

Les armaron las causas. Sole y el novio fueron presos después de persecuciones increíbles, con micrófonos plantados. Espiados y atosigados por los espías de la justicia de Berlusconi, acusados de terrorismo.
El novio de Sole, Edoardo, apareció ahorcado en su celda después de haber sufrido mucho. A Sole la trasladaron de la prisión a una casa en Benevagenna después de una huelga de hambre y repleta de dolor.

Ahí, en la noche del 10 al 11 de julio de 1998, Sole también se ahorcó.
Bueno, que me tengo que corregir porque Sole no se ahorcó sola. A Sole la ahorcaron las trampas que le tendió la injusticia italiana al movimiento Okupa, a Sole la ahorcó una causa mentirosa y un circo mediático que la vistió de terrorista a ella y que ya había ahorcado a su novio.
Y Sole se me aparece como una pibita divina, ahora hace siete años que la asesinó el Estado Italiano.

Sole no era el Che y no era Durruti, Sole era una chica hermosa que eligió con simpleza otra manera de vivir. Sole era una piba común con un corazón sublime, y fue víctima de los intereses corporativos de la extrema derecha italiana. Tenía vividos 24 años.
No quería más que recordarla. Y a decir del Indio, La Sole se fue de lo linda que era.


LA CARTA



Apenas conoció la noticia de la muerte de su compañero Eduardo, Soledad escribió esta carta que hoy se puede encontrar en Internet, en el sitio de la Comisión de Defensa Anarquista.

Compañeros y compañeras: La rabia me domina en este momento. Siempre he pensado que cada uno es responsable por sus actos, pero esta vez hay culpables y los quiero mencionar en voz alta, son aquellos que mataron a Edo: el Estado, los jueces, los abogados, la prensa, el T.A.V., la policía, las leyes, las reglas y toda la sociedad de esclavos que acepta este sistema.

Siempre luchamos contra esta dominación y es por ello que hemos terminado en la cárcel. La cárcel es un lugar de tortura física y psíquica, aquí no se dispone de absolutamente nada, no se puede decidir a qué hora levantarse, qué comer, ni con quién hablar, ni con quién encontrarse, ni a qué hora ver el sol. Para todo hace falta hacer una “solicitud”, hasta para leer un libro. Ruido de llaves y cerraduras que se abren y se cierran, voces que no dicen nada, voces cuyo eco se escuchan en los pasillos fríos, zapatos de goma que no hacen ruido y una linterna que en los momentos menos pensados está ahí para controlar tu sueño, correo controlado, la palabra prohibida. Todo un caos, todo un infierno, todo la muerte.

Así es como te matan día a día, despacio pero seguro para hacerte sentir más dolor. Por eso Edo ha decidido terminar abruptamente con este dolor infernal. Al menos él se permitió tener un último gesto de mínima libertad, de decidir él mismo cuándo terminar con esta tortura.
Entre tanto, me castigan a mí y me ponen en incomunicación. Eso significa no sólo no ver a nadie sino tampoco recibir ningún tipo de información, no tener una frazada para taparse. Ellos tienen miedo de que yo me suicide. El mío es un aislamiento cautelar, lo hacen para “salvaguardarme”, y así no tener que asumir la responsabilidad si yo decidiera también ponerle fin a esta tortura.
No me dejan llorar en paz, no me dejan tener un último encuentro con mi Baleno. Veinticuatro horas al día, un agente me custodia a cinco metros de distancia.

Después de lo que pasó, los políticos del partido verde que vinieron para darme su pésame y para tranquilizarme no se les ocurrió nada mejor que decirme que “ahora seguramente todo se va a resolver más rápido, ahora todos van a seguir con más atención el proceso y pronto te darán arresto domiciliario”.Después de este discurso me quedé sin palabras, estaba sorprendida, pero pude preguntarles si se necesita de la muerte de una persona para conmover a un pedazo de mierda, en este caso el juez.

Insisto, en la cárcel ya mataron a otros y hoy mataron a Edo, estos terroristas con licencia para matar.
Voy a buscar la fuerza de alguna parte, no sé de dónde, sinceramente ya no tengo ganas pero tengo que seguir, lo hago por mi dignidad y en nombre de Edo. Lo único que me tranquiliza es saber que Edo ya no sufre más. Protesto, protesto con mucha rabia y mucho dolor.
Sole

P.D.: Si el hecho de encarcelar a una persona es un castigo, entonces a mi ya me castigaron con el asesinato de Edo. Hoy empecé la huelga de hambre. Quiero mi libertad y la destrucción de toda esta institución carcelaria. La condena la voy a pagar todos los días de mi vida.


*info. Extraída de http://www.kolgados.com.ar/

Ya pasaron casi 10 años de su muerte y de aquel recital de Fun People en el que me enteré lo que pasaba porque la mayoría los medios argentinos ni bola le dieron.

Robertho!

2 comentarios:

Alejandro the Kitsune-san dijo...

CUANTOS HEROES ANONIMOS HAY EN ESTE MUNDO ENFERMO no LE VOY A PRESTAR MAS ATENCION A ESTE BLOG

Unknown dijo...

yo tambien escribi cosas sobre la sole y al anakismo le hace un poco falta tu felicidad y alegria
o al menos tu distension
te dejo mi blog